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Cuadrilla de Torreagüera

Vereda de Torreagüera,

Rincón de Gallego 52

30579 Torreagüera

636 106 659

Música para baile

Música para baile suelto

Comparsa de Torreagüera, año 1928
Comparsa de Torreagüera, año 1928

Dentro del conjunto de bailes característicos en nuestra Región, encontramos tres formas principales de músicas para el baile suelto, jotas, fandangos o malagueñas, seguidillas y variantes de ésta como son las parrandas.

 

Concretamente, en la huerta de Murcia sólo predomina la jota y la malagueña como palos de música para baile suelto, quedando la seguidilla en el recuerdo de los más ancianos por ser un baile poco usado  y decadente a finales del siglo XIX. Así pues, clasificamos estas modalidades para baile de la siguiente manera:

La jota

En la actualidad, la jota aparece de forma clara y mucho más extendida en toda la huerta, ya sea en música o en baile, por tener una mayor representación, al ser asequible a niños y mayores. Por el contrario, las malagueñas sólo eran realizadas por una minoría, generalmente una guitarra, violín, y una pareja de baile.

 

La jota, denominada musicalmente "de abajo" o "de Re" o, también llamada, "de arriba" o "de La", sigue en el recuerdo de los mayores, como si aún no hubiese perdido la vida, puesto que en los bailes organizados era el "suelto" más demandado y conocido por todos.

 

Respecto al baile, observamos como la jota es aparentemente igual al resto de las demás realizadas en otras comarcas de la Región. Sólo varían algunos matices rítmicos o musicales en cuanto a formas de desarrollar la métrica estructural de la copla, así como la diversidad en el cancionero.

Malagueñas

Es la variante más cercana que tenemos en la Provincia para interpretar el fandango para baile. Las malagueñas tienen, en contraposición a la jota, claras diferencias en su ejecución y en su personalidad.

       

Rítmicamente, son más reposadas que las realizadas en otros lugares de la Región de Murcia. A la hora de ser cantadas, su interpretación se asemeja a los cantes flamencos. A pesar de existir datos de la ejecución del fandango en los ambientes cortesanos durante el siglo XVIII, su expansión y difusión al resto de las clases sociales no llegó hasta mediados del siglo XIX. Será la moda del flamenco, la cual adoptó el palo del fandango, donde se adentró en las clases populares. Esta forma de interpretar el fandango se manifiesta de dos formas diferentes: "fandango punteao", para el lucimiento personal en las rondas o tabernas, y el "fandango para baile o malagueña corrida".

 

En su origen, las malagueñas en la huerta se interpretaban a base de guitarra y postizas, siendo el único elemento melódico el ejecutado por el violín. Debido a su carácter individual, su realización era tratada de una forma especial en las fiestas organizadas. A principios del siglo XX, con la aparición de rondallas para músicas de baile agarrao, tomaron otro carácter distinto, dejando a un lado la interpretación individual para ciertos momentos y pasar a otra colectiva y masiva, empleando instrumentaciones variadas. Este fandango para baile adoptó otros instrumentos como el acordeón, bandurrias o laúdes, perdiendo así la personalidad y carácter original por la que fueron creadas. Las malagueñas que se manifiestan en este territorio tiene cadencias musicales semejantes a otras realizadas en el resto de la Región, aunque varían en su ejecución, dependiendo de las características de los bailes e interpretaciones de sus autores. Podemos decir que, según sus bailes existen dos tipos:

El Puche y Fina Ros
El Puche y Fina Ros

a) Popular y de género antiguo.

Difundido por todos los espacios que comprenden los campos de Cañadas de San Pedro y Beniaján, limítrofes con el término municipal de Cartagena, y los puntos más cercanos a la huerta murciana en la falda del monte Miravete; los cuales engloban las pedanías de Zeneta, Los Ramos, Torreagüera y Beniajan.

        

A través de nuestros transmisores, citados anteriormente, nos ha llegado una forma interpretativa de malagueña peculiar, procedente de los campos de Cañadas de San Pedro. Esta malagueña, se fue adentrando con el tiempo desde los campos fronterizos de Cartagena y Murcia hasta nuestra huerta. El transmisor más antiguo de esta malagueña fue el tío Juan, el Breva, oriundo de los campos próximos al puerto de la Cadena.

 

Su hijo Blas, nació en la aldea de los Puros (Beniaján), lugar donde transmitió sus conocimientos a nuestro informante, José Mercader Martínez, el Puche. Este último, junto con otros músicos de la rondalla de Torreagüera ejecutarían estas músicas durante años en Torreagüera, especialmente la Malagueña, amistosamente conocida entre ellos como Malagueña de Juan Breva la Brevera.

En su ejecución era conocida popularmente como Malagueña de arriba o Malagueña antigua por el uso de su primer acorde en mi mayor. Otro tipo de interpretación de este género es la Malagueña por abajoMalagueña cruzá, que emplea los mismos acordes que la anterior, pero usando una cejilla en el segundo traste de la guitarra, no dándose otros registros o variantes conocidas en la actualidad.

 

Los bailes de las malagueñas populares que aparecen en esta parte de la huerta dan a suponer, por su ejecución y movimientos, que la base de sus mudanzas fueron en un pasado figuras de lo que eran danzas de maestros boleros. Éstos procedían de diversas zonas del sur de Alicante o de Andalucía oriental, en dirección hacia las zonas mineras de nuestra Región, como La Unión o, en nuestro caso, las minas de yeso de Algezares. Su evolución en el tiempo, a dando lugar a una mezcla de aire popular y bolero, en el cual no se guarda ningún orden para su ejecución, perdiendo el sentido académico que pudo tener en un pasado.

 

Con la decadencia de estos bailes a principios de siglo XX, la malagueña realizada hasta entonces, tan sólo por algunas boleras o boleros, era usada  también para bailar agarrao, de ahí la aparición de este género conocido popularmente como Mazurca Malagueña o Malagueña Agarrá. Este tipo de malagueña para baile suelto es también usado para el baile agarrao.

 

b) Baile académico de género bolero. 

Por otro lado, a principios del siglo XX, nos aparecen en la huerta de Algezares, Los Garres y Patiño, indicios de bailes académicos de malagueñas de estilo bolero, enseñados por el maestro Leandro Blanes, a su paso por las minas de yeso de Algezares procedente de La Unión. Este género de malagueña está dentro del conjunto de bailes de la huerta de Murcia de estilo bolero. Gracias a Teresa Escudero, la del Chatún, podemos admirar, aún hoy, este tipo de baile característico de la huerta.

 

Las músicas para este género de baile fueron representadas a través de personas como Antonio y Pepe, los Valentines, de Algezares, Francisco Muñoz, Paco de la Canal, de Santiago el Mayor, Lorenzo Mirete Liza, José Liza, la familia de los Frutos o los Chirrispes de Los Garres y, posteriormente, los hermanos José y Antonio Jiménez Prior, conocidos como los Nanos.

 

A través del tiempo se ha conservado esta música en una tipología de malagueñas de estilo afandangado, muy difícil de encontrar en la huerta. 

Teresa Escudero, Teresa "la del Chatún", antigua alumna del maestro bolero Leandro Blanes.

Fandangos o malagueñas punteás

Con estos dos nombres se le conoce al mismo tipo de canto. Nos encontramos ante el resultado de la imitación que el pueblo realizaba de los cantes flamencos que hicieron fama, a principios de siglo XX, como los famosos Juan Breva (1844-1918) o Angelillo (1908-1973). Estos cantos, dieron lugar a una deformación que fue evolucionando el pueblo a lo largo del tiempo, según fue transmitiéndose, e incluso, llegó a ser usada para el trovo.

        

Las Malagueñas punteás, a modo de fandango, sólo podían ser cantadas y no bailadas, ya que no era posible debido a su carencia de estructura métrica. Por tanto, su verdadera pretensión era el lucimiento personal en lugares donde se celebraban fiestas, bailes o rondas a las mozas durante la oscuridad de la noche.

Música para baile agarrao

Dentro del repertorio musical de estos músicos nos encontramos piezas de baile “agarrao”, como mazurcas, pasodobles o valses, cuyas piezas han sobrevivido a lo largo del tiempo gracias a la supervivencia de fiestas privadas, generadas en días señalados del año y manifestadas por los mismos familiares de estas rondallas. Estos tipos de bailes han sido la base fundamental en el repertorio musical de las rondallas en toda la huerta murciana, las cuales podemos dividir en dos clases diferentes: “piezas anónimas” y “versiones de compositores”. Las primeras son aquellas que crea el pueblo ante la falta de recursos para aumentar sus conocimientos. Éstos, sin tener formación musical y gracias a su ingenio elaboraron, con un poco de imaginación y la unión de varios fragmentos musicales, piezas de todo tipo, llegando a la actualidad con la sola denominación de Vals, Mazurca, Polka, etc. Además de éstos, incluimos  el “pasacalles de Antonete Gálvez”, resultado de la adaptación de un canto nacido antes de la Guerra Civil a una música compuesta posteriormente por la antigua rondalla. En cuanto al segundo tipo de bailes, podemos decir que son aquellas que, teniendo autor, el pueblo las ha interpretado a su manera y orden.

Rondalla de Torreagüera, año 1970
Rondalla de Torreagüera, año 1970